viernes, 12 de octubre de 2012

Sin título.

El vaho provocaba de la imagen del cristal una burda imitación de la realidad. Gotas caían por el mismo. Resbalaban. Huían. Una figura envuelta en toallas, observaba su reflejo a través de unos ojos grises. Trasparentes. Vacíos. Cayeron las toallas, dejando ver un frágil y desnudo cuerpo. Casi parecía de porcelana. La chica probó la temperatura del agua que rebosaba en la gran bañera de cortinas moradas. Templada. Perfecta. Había flores esparcidas por la superficie, y el aroma de un incienso a medio consumir inundaba la habitación. Primero los pies. Luego las piernas. Después el tronco. Unos pequeños y erizados pechos quedaron sumergidos. El cuello. La barbilla. Ya no quedaba chica, si es que alguna vez la había habido. Unas pequeñas burbujas ascendieron hasta la calmada superficie del agua. ¿Después? Después no quedó más que silencio.

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Atte. Una pequeña e ilusa moldeadora de sueños